El gato bengalí es una raza de gatos domésticos con un ancestro salvaje, el felis bengalensis o gato leopardo asiático. Su origen data de la década de los 60 y se ubica en los Estados Unidos. Fue fruto de una casualidad cuando se produjo un cruce entre un macho de pelo corto negro con un ejemplar hembra de gato leopardo asiático, propiedad de la genetista Jean Mill. Ella fue la investigadora y criadora que mayor influencia ejerció en la cría del bengalí y la fundadora oficial de la raza, si bien desde 1889 hay constancia de diversos cruces entre gatos domésticos y gatos leopardos asiáticos.
La finalidad de Jean era conseguir ejemplares con el aspecto salvaje del leopardo asiático pero con el carácter cariñoso y dócil de un gato doméstico. Después de las siguientes dos o tres generaciones, las camadas ya presentaban un comportamiento similar al de los gatos domésticos.
Jean Mill siguió con sus investigaciones y cruzó con razas de pelo corto como el Abisinio, el British Shorthair, entre otras, y las moteadas como el Ocicat. Sin embargo, como los resultados no le parecieron lo suficientemente convincentes, viajó a la India para intentar encontrar un gato doméstico que tuviera rasgos similares al leopardo asiático. Para su sorpresa, un hallazgo en un zoológico fue decisivo para forjar la raza bengalí: allí se encontraría con un gato Mau de India repleto de manchitas negras sobre un manto anaranjado y unos ojos verde esmeralda muy llamativos, al cual acabaría llamando Millwood Tory of Delhi.
Después de varios años de mucho trabajo y de cría selectiva consiguió consolidar la raza bengalí y su reconocimiento como raza felina doméstica oficial.